Escuchar o leer la frase “sacar a
Maduro”, no cobra mayor sentido cuando quien la emite es alguien impregnado por
el odio de clase que la derecha venezolana siempre cultivó y cultiva aún,
enceguecida por el egoísmo y la avaricia. Como decimos en el argot
periodístico, eso no es noticia. Lo que sí parece serlo, es el hecho de que sea
transmitida a un niño de apenas 9 añitos, víctima injusta de una disociación
que por momentos parece interminable. La reflexión viene a capítulo a propósito
de haber presenciado semejante aberración este fin de semana, justo cuando me
proponía escribir sobre el aumento–también aberrante- del pasaje que en Caracas
están aplicando diferentes líneas urbanas que “olvidaron” que la tarifa es de
Bs. S 1. Mi intención era pasarle el dato al presidente Nicolás Maduro, quien
en cadena nacional solicitó ese apoyo informativo.
Todo ocurrió cuando delante de varios
adultos el referido infante jugaba con un avioncito de papel, elaborado con una
hoja arrancada de un cuaderno. Como impulsado por el impacto de un rayo que
quién sabe en cuál zona del cuerpo le habría caído, el cincuentón de esta
historia tomó la aeronave infantil que previamente había caído muy cerca de sus
pies, para regresarla al niño, al tiempo que le ordenaba: “Toma el avión. Ese
es el avión para sacar a Maduro”. La respuesta del varoncito estuvo en sus
ojos. Obviamente, no se explicaba lo que sucedía. No lograba leer aquella
instrucción, forrada con una sonrisa que a estas alturas me parecía macabra. Si
alguien imagina que intervine en el asunto, acierta.
Lo hice. “A ese no lo saca nadie y con
violencia, menos”, señalé al abusador mientras hacía un gran esfuerzo para
evitar que el niño se percatara del desagradable “diálogo”. Aquella escena no
deja de darme vueltas en la cabeza. No es su hijo, y aun siéndolo, no debe
inocularle odio
ni ánimo violatorio a las normas. ¿Por
qué no guarda su malestar emocional solo para él? A pesar de lo sucedido, no
voy a desviarme de mi objetivo inicial. Al Presidente le digo que mande a
inspeccionar las líneas alrededor de la estación del Metro Pro Patria. Ninguna
baja de los 5 bolívares. Es decir, un robo del 500 por ciento. ¡Chávez vive…
la lucha sigue!
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