Por: Pascualina Curcio
“Quienes tienen menos de cuarenta años de edad quizá no lo recuerden, pero el precio del dólar en el mercado paralelo era una información que aparecía muy frecuentemente en la tapa de los diarios
y se encontraba destacada entre las series estadísticas que
actualizaban diariamente las publicaciones especializados en economía y
finanzas.
Fuertes presiones por parte de la población, explicadas entre otras razones por la situación económica, caracterizaron esos años. Entre las medidas económicas, se implementó el Plan Alimentario Nacional (PAN) para paliar los efectos de la hiperinflación. Consistía en la distribución, a nivel de municipios, de cajas de comida que incluían leche, harina de maíz, de trigo, pasta, arroz, frijoles, aceite y carne enlatada. Otro plan se puso en práctica en agosto de 1988, el Primavera, cuyo principal objetivo también era contener la inflación. Se decidió no congelar los precios sino llegar a un acuerdo con las empresas. Entre las acciones emprendidas resaltamos la liberación del mercado cambiario en febrero de 1989.
Dada la situación política, Alfonsín decidió adelantar las elecciones presidenciales para el 14 de mayo de 1989. Debieron haberse celebrado el 10 diciembre del mismo año. En vísperas de las elecciones sucedieron manifestaciones y saqueos a supermercados, pero además se registró un aumento muy acelerado de los precios. De hecho, el primer episodio hiperinflacionario se registró antes y durante los comicios], en mayo, junio y julio de 1989 los precios variaron 78%, 114%, 197% respectivamente. El periódico especializado en economía “Ámbito financiero” en un artículo publicado el 15 de diciembre de 1989, titulado “El país entró en la era de los golpes de mercado en lugar de los antiguos golpes de Estado que hacían los militares” mostró la nueva modalidad para derrocar gobiernos, relacionada con la manipulación de variables macroeconómicas y de los mercados.
Al respecto, Adamovsky afirmó refiriéndose a la salida adelantada de Alfonsín de la presidencia:
“se trató de una escalada de precios deliberadamente provocada por los sectores empresariales y financieros más concentrados para poner de rodillas al sistema político. En efecto, la experiencia de la hiperinflación fue tan traumática que desde entonces la sociedad reclamó la estabilidad económica por sobre todas las cosas. En lugar de un golpe de estado se trató de un golpe de mercado, según la expresión que se acuñó entonces. Y en verdad sus efectos inmediatos no fueron del todo diferentes: Alfonsín se vio obligado a abandonar el poder antes del fin de su mandato y entregar la presidencia a su sucesor.” (subrayado nuestro). Desde ese momento fue acuñado el término “golpe de mercado” para referirse a todas aquellas acciones que los poderes económicos emprenden para incidir sobre aspectos políticos. En julio de 1989, Carlos Menen asumió la presidencia de la República. Al igual que Alfonsín debió enfrentar el flagelo de la hiperinflación, para lo cual aplicó políticas neoliberales siguiendo la receta del Consenso de Washington: privatizaciones, liberación de los precios, aumento de los impuestos, especialmente al valor agregado, disciplina fiscal y monetaria y reducción de la cantidad de dinero.
El 27 de marzo de 1991 fue aprobada la ley de convertibilidad, que estuvo vigente durante 11 años y se basó en la restricción de la emisión monetaria en función de la cantidad de reservas internacionales de las que disponía el país. Se trata de un paso previo a la dolarización, en la que se limita la cantidad de dinero a ser emitida, y con ella también la participación del Estado en la economía y en el desarrollo de programas sociales, viéndose obligado al endeudamiento y a la privatización.
Mágicamente y de repente, en cuestión de días, a partir de la convertibilidad se detuvo la inflación. También se había detenido la publicación diaria en las tapas de los periódicos, el supuesto valor de la moneda. Ya no era necesaria la información, ya la economía argentina se había cuasi-dolarizado, dependía de la cantidad de dólares atesoradas en las reservas internacionales, dependía también del endeudamiento externo y las condiciones impuestas por el sistema financiero internacional para su otorgamiento.
Durante los 80´ la inflación se mantuvo en 3 dígitos, con un pico importante en 1984. Siguió así hasta 1991, momento en el que los niveles inflacionarios comenzaron a descender ubicándose en 2 dígitos. Ya para 1992, los precios fueron controlados.
http://www.15yultimo.com/2018/10/22/hiperinflacion-arma-imperial-iv-argentina-1988/
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